Creatividad
el ingrediente perdido de la educación
En toda obra con niños, la creatividad es un asunto clave. Una buena educación, sea en lo moral, en lo espiritual o en lo intelectual, requiere muchas ideas creativas. Los mejores educadores generalmente son a la vez personas muy creativas. Explicar algo de la manera que un niño lo entienda, requiere a menudo ejemplos, gráficos o materiales concretos novedosos, que deben inventarse para este propósito.
Puesto que los niños son tan diferentes unos de los otros, diferentes niños van a necesitar diferentes formas de explicar. – Para corregir a un niño que actúa mal, a menudo una acción (o consecuencia) creativa es más eficaz que una mera amonestación con palabras. – Especialmente los asuntos espirituales, invisibles de Dios, son difíciles de explicar. Por eso, el Señor Jesús usó a menudo ejemplos creativos tomados de la vida diaria de sus oyentes: Explicó la provisión de Dios con el ejemplo de las aves y las flores que la gente podía ver alrededor de ellos. Explicó muchas cosas por medio de parábolas y comparaciones ingeniosas. Aun Sus milagros eran actos creativos para hacer visible la gloria de Dios.
Dios creó al hombre “a su imagen” (Génesis 1:27). La primera característica de Dios que se nos presenta en la Biblia, es precisamente Su creatividad: El creó el cielo y la tierra, la inmensa diversidad de animales y plantas, los paisajes variados que admiramos, las inimaginables extensiones del espacio con sus cuerpos celestiales todavía muy poco investigados… Si el hombre es imagen de Dios Creador, es de esperar que el hombre refleje también esta creatividad. Efectivamente, leemos que Adán puso nombres a todo género de animales existentes en la tierra (Génesis 2:19-20). Inventar tantos miles de nombres, ¡requiere bastante creatividad!
¿Qué es creatividad?
En breve, podemos decir que creatividad es la capacidad de pensar y “crear” cosas nuevas, cosas que no existían antes. Esto implica poder ver más allá de “lo que es”, para imaginarse algo que todavía no existe.
Ahora, el hombre no puede realmente “crear” cosas de la misma manera como Dios: No podemos crear “algo” de la nada. Pero podemos usar las cosas que Dios ya ha creado, y combinarlas o transformarlas de una manera novedosa. Así los hombres descubrieron ya en las primeras generaciones cómo labrar la tierra, cómo criar animales, cómo fundir y trabajar metales, y cómo construir instrumentos musicales y hacer música. (Vea Génesis cap.4)
Cómo la caída afectó la creatividad
Cuando el hombre cayó en pecado, la “imagen de Dios” en él fue gravemente dañada. Es claro que esto afectó también la creatividad. Podemos ver dos aspectos importantes como la creatividad humana sufrió a causa del pecado:
– La creatividad inhibida.
Muchas personas se estancaron en su creatividad: En vez de pensar e inventar cosas nuevas, se contentaron con seguir las tradiciones de la gente alrededor de ellos. Puede haber muchas razones por qué alguien puede decidir hacer las cosas “como siempre lo hemos hecho”, o “como todo el mundo lo hace”, en vez de hacer algo nuevo:
– El temor a ser ridiculizado. En un mundo sujeto al pecado, hay que ser valiente para ser creativo y hacer cosas nuevas. Esto ya empieza en la temprana niñez: Un niño hace su primer dibujo. Su hermano mayor dice: “Está feo, yo puedo hacerlo mucho mejor.” El niño se siente avergonzado. Si esto sucede muchas veces, el niño se desanimará y ya no querrá dibujar. – Aun peor es si el niño va al jardín de niños o a la escuela: Allí son mucho más niños que lo critican y se burlan de él. Además, el profesor le pone una mala nota si el niño pinta el pasto de rojo en vez de pintarlo de verde. Así el niño ya no se atreverá a inventar pasto de otro color, ni a hacer alguna otra cosa novedosa.
En el mundo de los adultos no es muy diferente. La mayoría de los grandes inventos y descubrimientos fueron ridiculizados al inicio. Imagínese una sociedad donde todo el mundo está acostumbrado a caminar por la lluvia sin protección alguna. Aunque les molesta mojarse, nunca piensan en hacer algo al respecto. Algún día, alguien inventa el paraguas y camina en la calle con su paraguas. Esto les parece una vista muy ridícula a la gente, y se ríen de él. El inventor del paraguas tendrá que ser muy valiente, y tendrá que pasar mucho tiempo, hasta que la sociedad reconozca los beneficios de su invento. Y otras personas se desanimarán de inventar algo, al ver como la sociedad trata al inventor del paraguas.
El químico Edwin E.Slosson escribió:
“… Los caricaturistas ridiculizaron a Franklin por sus experimentos eléctricos, a Rumford por querer mejorar las chimeneas, a Parmentier por pensar que las papas se podían comer, y a Jefferson por creer que las tierras al oeste del Mississippi eran útiles. Si quieres saber adonde va el progreso futuro, mira contra qué están luchando los diarios cómicos. Siempre son ridiculizados los que intentan hacer que el mundo sea mejor o más sabio, los maestros y los predicadores, los científicos y los reformadores.”
– La pereza. Pensar y crear cosas nuevas, es trabajo. Muchas personas no lo hacen, simplemente porque es más cómodo seguir haciendo las mismas cosas como siempre.
– El orgullo. Algunas personas creen que ya saben todo acerca de su especialidad, y por tanto creen que no tienen necesidad de innovaciones. Una innovación es normalmente algo que todavía no es reconocido por la mayoría; entonces la persona orgullosa teme perder su prestigio si se aventura a hacer alguna innovación.
– La creatividad tergiversada.
Dios nos dio creatividad para honrarle a El; para reflejar Su imagen al ser creativos nosotros mismos.
Pero bajo la influencia del pecado, ha surgido mucha creatividad que sirve a propósitos contrarios a la voluntad de Dios. Por ejemplo:
– Obras de arte, pinturas, esculturas, canciones, novelas y películas inmorales y obscenos.
– Novelas y películas de horror, del ocultismo, etc.
– La propaganda comercial que es muy creativa, pero que presenta una imagen distorsionada de la realidad, para manipular a los potenciales consumidores y para crear “necesidades” artificiales.
– Los inventos para fines de guerra y de destrucción masiva, o para la vigilancia y el control dictatorial de naciones enteras.
Etc.
En estos ejemplos, la creatividad está todavía presente, pero está siendo usada para promover el pecado, en vez de honrar a Dios.