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La comunicación oral es cualquier forma de comunicación existente.
Vivimos en un mundo globalizado, cada día es más importante conocer
lo que ocurre a nuestro alrededor, y para ello es necesario
comunicarnos, entendernos y mantener contacto con nuestros semejantes.
Cada técnica empleada con el fin de intercambiar ideas tiene un campo
de aplicación muy variado, entre los que figuran: el personal, social,
profesional, político, científico… en fin, sea cual sea el momento, el
lugar o la circunstancia, comunicarse es un proceso inevitable del ser
humano.
En la comunicación oral los interlocutores pueden alternar la condición de oyente y hablante para construir textos orales en una variedad de situaciones comunicativas, lo que implica que sean capaces de adecuar su lenguaje según el contexto.
La progresión de los aprendizajes de este mapa se describe considerando dos competencias, cada una de las cuales se va complejizando en los distintos niveles:
a. Comprensión oral. Esta competencia describe la comprensión de los distintos textos orales, reconociendo e infiriendo los significados. Asimismo, describe el distanciamiento del hablante/oyente de los textos orales producidos por otros, de manera reflexiva, con el fin de analizarlos y valorarlos, a partir del contexto en el cual se producen y comprenden. Esto implica desarrollar lo siguiente:
• Identificar información explícita de los textos orales que escucha.
• Inferir e interpretar la intención del hablante a partir del uso de los recursos no verbales y paraverbales.
• Inferir e interpretar el tema, propósito y conclusiones de los textos orales que escucha.
• Reflexionar sobre el texto oral de su interlocutor comparándolo y contrastándolo con su conocimiento y experiencias en relación al contexto.
b. Producción oral. Esta competencia describe la producción de discursos por parte de un hablante, así como la producción colaborativa1 de diversos tipos de textos orales2 para interactuar de manera directa (cara a cara) o mediante un soporte tecnológico (teleconferencias, videollamadas, etc.), de forma espontánea o estructurada. Además, incluye el uso de recursos no verbales y paraverbales, así como el intercambio de roles (emisor-receptor) de acuerdo a la situación comunicativa. Esto implica desarrollar lo siguiente:
• Adecuarse a la situación comunicativa, lo que implica tener presente el destinatario, el propósito, el contexto y el registro.
• Expresar las ideas de forma coherente y cohesionada.
• Utilizar un vocabulario variado.
• Usar recursos no verbales y paraverbales adecuadamente.
• Formular al interlocutor preguntas adecuadas y aportes que lleven a clarificar el discurso.