Nos son regaladas diariamente 24 horas, pero las tenemos hipotecadas desde antes de iniciarlas, y apenas utilizamos conscientemente más de la mitad. Cuando nacemos es el momento más libre de toda nuestra vida, pero según vamos creciendo, vamos surgiendo compromisos externos que nos crean vinculaciones de tiempo, por ejemplo cuando somos jóvenes, además de las 8 horas de descanso, tenemos otras 6 ocupadas en los estudios, otras 2 en las tres comidas que solemos hacer cada día, otras 2 en estudiar y realizar las tareas que nos dan en el centro donde estudiamos, y por fin un tiempo de salir, y disfrutar con los amigos.
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