Maternidad y Sexo: Un Estudio Psicoanalítico y Psicosomático
Archivo: PDF | Tamaño: 2 MBytes | Categoría: Educación Sexual Integral - ESI
Reseña
Expondré ahora las teorías de Karen Horney respecto a nuestro tema, y que fueron formuladas mientras ella pertenecía a la escuela psicoanalítica. Ya en el año 1923, en su publicación sobre la génesis del complejo de castración femenino, "Zur Genesis des weiblichen Kastrations-komplexes" (v. Ind. Bibl.), expresa sus dudas de que la envidia del pene constituya realmente el núcleo de casi todos los trastornos neuróticos femeninos. Admite, sin embargo, que efectivamente existe tal envidia, originada en distintas causas. Freud hacía hincapié en el carácter narcisístico de la envidia, como si la niña sufriera principalmente por carecer de algo libidinosamente valioso que el varón posee. Karen Horney descubrió otras causas más, en parte de carácter instintivo, en parte vinculadas a problemas de sentimiento de culpa y angustia.
El pene permitiría al varón una mayor descarga del sadismo uretral y le facilitaría, además, la satisfacción de tendencias exhibicionistas durante el acto de orinar. La niña estaría envidiosa de estos dos tipos de satisfacción sexual infantil. Por otra parte, la niña sufre, al igual que el varón, de sentimientos de culpa por sus actividades masturbatorias y se siente tratada injustamente, por tener la impresión de que el niño puede tocar y estimular impunemente sus genitales durante el acto de la micción, en tanto que ella no está autorizada para tocarse o mirarse y sufre castigos y desprecios si lo hace. Además, por múltiples sentimientos de culpa, los niños de ambos sexos sufren de temores a la castración. Pero mientras que el varón puede fácilmente cerciorarse de que su genital no ha sufrido ningún daño, la niña no podrá nunca eliminar sus dudas angustiosas al respecto, porque la mayor parte de su genital, sito en el interior de su cuerpo, se sustrae a la revisión.
Evidentemente, todo este proceso de envidia infantil es o se vuelve inconsciente por la represión de toda la sexualidad infantil. Más tarde se expresa en forma disfrazada, Cuando las mujeres se quejan, por ejemplo, de tener menos libertad sexual que los hombres. Ahora bien, Karen Horney admite así la envidia fálica, pero sostiene que ésta puede ser fácilmente vencida por los niños y que sólo tiene resultados dañinos posteriores como la virilización de la mujer adulta o actitudes agresivas o de rechazo hacia el hombre, si la niña ha fallado en su identificación infantil con su madre. Normalmente, la niña se identifica con su madre, inclinándose, como ésta, amorosamente hacia el padre y deseando tener un hijo de él. Pero si éste llega a desilusionarla en su cariño infantil, la niña intenta identificarse con él para adoptar posteriormente una
actividad viril, de rivalidad con los hombres y plena de resentimientos y deseos de venganza. Además, si el padre ha dado un hijo a la madre mientras la niña buscaba ansiosamente su amor, llena de envidia y equiparando en su inconsciente el hijo del padre con su pene, volverá a su posición anterior de envidia fálica, sustitución de la envidia a la madre por la posesión de un bebé del padre.
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