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miércoles, 28 de julio de 2010

Maternidad y Sexo: Un Estudio Psicoanalítico y Psicosomático - Educación Sexual Integral ESI


Maternidad y Sexo: Un Estudio Psicoanalítico y Psicosomático
Archivo: PDF | Tamaño: 2 MBytes | Categoría: Educación Sexual Integral - ESI

Reseña
Expondré ahora  las  teorías de Karen Horney respecto a nuestro tema, y que fueron  formuladas mientras ella pertenecía a  la escuela psicoanalítica. Ya en el año 1923, en su publicación sobre la génesis del complejo de castración femenino,  "Zur  Genesis  des  weiblichen  Kastrations-komplexes"  (v. Ind.  Bibl.),  expresa  sus  dudas  de  que  la  envidia  del  pene constituya  realmente  el  núcleo  de  casi  todos  los  trastornos neuróticos femeninos. Admite, sin embargo, que efectivamente  existe  tal  envidia,  originada  en  distintas  causas.  Freud hacía hincapié en el carácter narcisístico de  la envidia, como si  la niña sufriera principalmente por carecer de algo  libidinosamente valioso que el varón posee. Karen Horney descubrió otras  causas  más,  en  parte  de  carácter  instintivo,  en  parte vinculadas  a  problemas  de  sentimiento  de  culpa  y  angustia.

El pene permitiría al varón una mayor descarga del sadismo uretral  y  le  facilitaría,  además,  la  satisfacción  de  tendencias exhibicionistas durante el acto de orinar. La niña estaría envidiosa  de  estos  dos  tipos  de  satisfacción  sexual  infantil.  Por otra parte, la niña sufre, al igual que el varón, de sentimientos de culpa por sus actividades masturbatorias y se siente tratada  injustamente, por  tener  la  impresión de que el niño puede tocar  y estimular  impunemente  sus genitales durante el acto de la micción, en tanto que ella no está autorizada para tocarse  o mirarse  y  sufre  castigos  y  desprecios  si  lo  hace. Además, por múltiples sentimientos de culpa, los niños de ambos sexos sufren de temores a la castración. Pero mientras que el varón  puede  fácilmente  cerciorarse  de  que  su  genital  no  ha sufrido ningún daño,  la niña no podrá nunca eliminar sus dudas angustiosas al respecto, porque la mayor parte de su genital, sito en el  interior de su cuerpo, se sustrae a  la revisión.

Evidentemente,  todo este proceso de envidia  infantil es o se vuelve inconsciente por la represión de toda la sexualidad infantil. Más  tarde se expresa en  forma disfrazada, Cuando  las mujeres se quejan, por ejemplo, de  tener menos  libertad sexual que los hombres. Ahora bien, Karen Horney admite así la envidia  fálica,  pero  sostiene  que  ésta  puede  ser  fácilmente vencida por los niños y que sólo tiene resultados dañinos posteriores  como  la  virilización  de  la  mujer  adulta  o  actitudes agresivas o de rechazo hacia el hombre, si  la niña ha  fallado en su identificación infantil con su madre. Normalmente, la niña se identifica con su madre, inclinándose, como ésta, amorosamente hacia el padre y deseando tener un hijo de él. Pero  si  éste  llega a  desilusionarla en  su  cariño  infantil,  la  niña intenta  identificarse  con  él  para  adoptar  posteriormente  una
actividad viril, de rivalidad con los hombres y plena de resentimientos y deseos de venganza. Además, si el padre ha dado un hijo a la madre mientras la niña buscaba ansiosamente su amor,  llena  de  envidia  y  equiparando  en  su  inconsciente  el hijo del padre con su pene, volverá a su posición anterior de envidia  fálica, sustitución de  la envidia a  la madre por  la posesión de un bebé del padre.




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